jueves, 20 de septiembre de 2018

DIARIO #2

Fecha: 14 de agosto de 2018

Son las 6.30pm, el rin-rin del timbre avisa el comienzo de la jornada estudiantil; los maestros se dirigen con mucha más rapidez que los estudiantes a las aulas de clase. Algunos de los educandos mientras tanto charlan con amigos de otros salones e inclusive apenas entran con mucha paciencia a la institución, dando una perspectiva al observador de la manera con que se toma el deber académico. El ingreso de una persona nueva al aula de clase genera expectativa y se convierte en un foco de atención para los estudiantes; la clase no da espera, aun con la entrada de muchos estudiantes no se desestabiliza el desarrollo de la misma; dándome inicios de la flexibilidad que hay por momentos con respecto a algunas situaciones específicas, como la puntualidad para el ingreso a clase.
La clase, se desarrolla de una manera pasiva, en la que los estudiantes son receptores de una obra cinematográfica que configura una de los cánones literarios griegos abordados en el grado 11. La dinámica que se configura en la institución educativa de María en la jornada nocturna se ve permeada por la oscuridad de la noche que en ocasiones manifiesta movimientos de estudiantes del técnico que socializan actividades académicas o por los estudiantes que aun ya pasado una hora o tal vez  dos, siguen llegando.
Partiendo entonces de las situaciones mencionadas, rescato la pertinencia que tiene el docente para situarse en un contexto especifico donde, si bien, se vela por cumplir con la misión institucional; la rescato: “Propiciar una formación integral a la comunidad educativa de María a través del desarrollo de competencias, con miras al encadenamiento de estudios superiores y vinculación al mundo laboral en pro del mejoramiento de la calidad de vida.” (pag. 15). Se utilizan algunas estrategias particulares para cumplir este fin, en este sentido quiero hacer énfasis en la condescendencia que, en ocasiones tiene el docente, para de esta manera configurar una relación entre pares, donde se reconoce al estudiante como un ser maduro y autónomo de su formación.
Por lo dicho anteriormente, enfatizo en el perfil del estudiante que se plantea en algunos poster de la institución y en el mismo manual de convivencia, con respecto a la responsabilidad para llegar a ese deber ser. En este sentido se puede pensar la manera en que los estudiantes leen su entorno educativo, qué otras responsabilidades tienen además de las académicas y qué clase de situaciones viven,  para así entender por qué se generan conductas que muchas veces se pueden tornar irresponsables.
Así mismo se pueden rescatar las acciones disciplinarias que emplea el docente para manejar las situaciones que se presentan en este contexto educativo, que me atrevo a decir que se deben a que se ha convertido en un lector modelo de este contexto en específico, y así ha configurado en su perfil docente características de cercanía y cultivo humano, que de manera conceptual, estas acciones se pueden ubicar dentro de la corriente filosófica del humanismo, en la que se puntualiza el desarrollo y crecimiento activo del ser humano en la vida, concibiéndolo como un ser permeado por su entorno que de alguna manera afecta o posibilita el progreso intelectual y personal del mismo.



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